lunes, 13 de febrero de 2012

Y el cielo lloraba

El suave sonido de la lluvia de Febrero me había despertado como una caricia tuya en mis oídos, sin embargo al abrir los ojos con desilusión advertí que no estabas.  Como cada mañana abrí la ventana para darme cuenta que las nubes oscuras se habían aferrado a las montañas. Todo mi cielo estaba gris observando una vez más mi tristeza.  No estabas, y así, como si fuera ayer, con una tacita de té, el olor a hierba y tierra mojada, ese aire frio de cada mañana, y mi cielo gris, tu y siempre tú estabas en cada gota de lluvia, en este momento en que dos tiempos opuestos  habían encontrado para concebir aquella utima lagrima.

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